Existe una estrecha relación entre las estaciones y el uso de los lentes de contacto. Esto es debido a que el cambio en las condiciones ambientales provoca ciertas alteraciones en los hábitos y en cierta manera esto puede afectar no solo el estado de las lentillas sino también tu salud visual. No dejes que el cambio de estación sorprenda a tus ojos.

Qué tipo de cambios se producen durante las estaciones y cómo puede esto afectar el uso de lentes de contacto

En la época en que cambias las botas de esquí por las sandalias y viceversa, hay ciertas cosas que debes tener en cuenta para el uso cómodo de tus lentillas:

En tiempo de primavera el clima es templado, agradable, suben las temperaturas y el sol sale más a menudo.

Para quienes usan lentillas, la primavera puede ser sinónimo de alergia al polen, ya que pueden padecer de irritaciones en los ojos, así como lagrimeo e incluso visión borrosa. Todo  esto se puede convertir en una pesadilla.

Con el fin de evitar los inconvenientes de la primavera se recomienda usar lágrimas artificiales para aliviar la irritación y mantener los ojos hidratados. Asimismo, debes extremar la higiene y lavarte las manos a menudo.

No te frotes los ojos aunque la sensación de picor sea intensa, porque te empeorará el enrojecimiento o la irritación. Utiliza gafas de sol envolventes y para mantener unos ojos sanos evita las zonas como bosques, parques y jardines en la época de máxima floración.

Sigues con los gafas puestas, solo que te pones el traje de baño y llegó el verano.

Cuando el tiempo va siendo más cálido, llega el momento de ir a la piscina o a la playa. Si vas a alguno de estos sitios, procura llevar gafas de sol con protección frente a la radiación ultravioleta para una óptima salud visual.

Si lo que prefieres es ir a nadar, acuérdate siempre de quitarte primero las lentillas. Estas se resecan con el calor y el sol, ocasionando una de las condiciones más comunes que ocurre en la córnea, que es la queratitis.

La queratitis no es más que la inflamación de la córnea, causada a veces por bacterias, virus, hongos o parásitos. Si no se trata de forma temprana pueden tener repercusiones para la vista.

Los especialistas aconsejan extremar las medidas y prestar especial atención al bañarse en piscinas tratadas con cloro y productos químicos. De este modo, recomiendan no utilizar pupilentes durante los baños de verano y sustituirlas por unas gafas de sol graduadas con un buen filtro solar.

También en la playa es complicado mantener una higiene satisfactoria. Por este motivo, una posible solución serían las lentes desechables diarias, pero incluso con estas, el riesgo de infección y problemas corneales sigue estando allí.

Si quieres disfrutar de un buen verano no olvides meter en tu bolso vacacionista tus lágrimas especiales para las lentillas, para evitar que el ojo se reseque y aparezcan las complicaciones.

¿Qué efectos producen el otoño y el invierno en el uso de lentes de contacto?

Una vez que culmina el verano comienza una nueva estación llena de color, el  otoño. En esta época del año tenemos que estar alerta con las fuentes de calor artificial, lo cual puede incidir en el síndrome de ojo seco.

Específicamente, los ambientes con demasiada calefacción pueden llegar a producir resequedad del globo ocular, especialmente en aquellas personas que padecen del síndrome de ojo seco, por ejemplo, personas con diabetes.

Igualmente, en la época de otoño suele haber más vientos, por lo que se recomienda proteger de estos los ojos porque tienden a resecarlos. Además, la brisa puede transportar elementos y materiales que pueden llegar a producir infección ocular.

Los vientos moderadamente fríos ahora se hacen bastante gélidos y esto marca la llegada del invierno, una estación donde el peligro para tus ojos radicará principalmente en el exceso de calor artificial.

Si tienes un estilo de vida activo, probablemente te guste practicar el snowboard, el esquí, el patinaje sobre hielo, entre otros deportes. Aunque estas disciplinas deportivas pueden ser muy divertidas, no olvides que debes proteger los pupilentes y con ello tu salud visual.

Independientemente de las estaciones, procura proteger tus ojos y los lentes de contacto que llevas puestos con gafas de sol o de cristales transparentes. Esto constituirá la barrera de protección ante los vientos o brisa que produce resequedad ocular, las pequeñas partículas de polvo o arena y la peligrosa radiación ultravioleta

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